María Luz Robles Mejía

En el corazón de Santa Rosa de Copán, en el seno de un hogar humilde, nació el 28 de octubre de 1947 una niña cuya vida haría honor a su nombre: María Luz. Hija de Gregorio Robles y Lastenia Mejía, su nombre, que significa 'luz', se convertiría en el faro que guiaría su existencia y la de todos los que tuvieron la fortuna de conocerla. La vida le presentó desafíos desde muy temprano. Antes de cumplir su primer año, la temprana partida de su padre forjó en ella un carácter resiliente. Bajo el cuidado de su madre y en compañía de sus hermanos, Martha, Fernando y Antonio, aprendió el valor de la tenacidad de su madre, a quien cuidó con devoción hasta su muerte en 1990, heredó sus más grandes tesoros: un amor incondicional, una caridad sin límites y una inquebrantable fe cristiana que compartió como fiel servidora de la Iglesia Católica hasta su último aliento. Su inteligencia y vocación brillaron desde joven. En una época de escasez de maestros, con tan solo 13 años, fue llamada a enseñar, iniciando una noble carrera como profesora de educación primaria. Gracias a una beca, logró profesionalizarse y obtener su título. Sirvio como en servicio de educación por aproximadamente 35 años. Su compromiso la llevó a los pueblos más remotos, recorriendo caminos a lomo de mula, donde su misión trascendía las aulas. Con un profundo sentido de amor por su comunidad, ofrecía primeros auxilios, apoyo económico y consuelo, convirtiéndose en pilar y refugio para muchos.. La maternidad llegó a su vida en 1971 con el nacimiento de su primer hijo, Ángel Mauricio, a quien crió como madre soltera con una entrega absoluta. Años después, el destino le tenía reservado el encuentro con su esposo Héctor Hernán Sosa, con quien contrajo matrimonio en abril de 1975 para construir una familia para su vida, enfrentando muchos obstaculos agarrada siempre de las manos de Dios. Juntos enfrentaron la dolorosa pérdida de su primer hijo en común, Manuel de Jesús, pero su amor floreció con la llegada de Hernán Alexander (1976), Juan Carlos (1978), Gladis Magdalena (1980) y Luis Antonio (1983). El Valle Magdalena fue pueblito testigo que vio crecer y desarrollar el fruto de su vientre. Un nuevo capitulo llegó a su vida para el año 2000, retirada de su profesión decidió vivir al lado de sus hijos, brindarles todo su apoyo y amor que la caracterizaba, encontró una nueva comunidad cristiana que la acogió en la Colonia Miguel Angel Pavón, fue parte activa de la parroquia, logrando ser Ministro de la Eucaristia, lector, servidora de la iglesia en actividad y oración. María Luz encarnó a la perfección cada rol que la vida le dio: fue hija, hermana,prima,sobrina, nieta, nuera esposa, madre, tía, cuñada, suegra, amiga y de manera muy especial, abuela. Dios le regaló trece maravillosos nietos que llegaron de diferentes maneras —Cesar, Lastenia, Mauricio, Fernando, Alejandro, Daniel, Carlos Yuniel, Ángel, Jessie, Orquídea, Abraham, Juan Carlos y Carlos H— a quienes amó con una pasión y una profundidad infinita. Como una valiente guerrera, se sobrepuso a cada golpe que el destino le dio, incluyendo la pérdida de sus hermanos y el diagnóstico de cáncer de estómago en 2005, que superó con éxito pero que al mismo tiempo encontraba un nuevo diagnostico de cirrosis hepática que venía a poner a prueba su fe, pero ella aceptó su destino con una entereza admirable, permitiendo que Dios abriera puertas para su tratamiento. Una nueva etapa de su vida comenzó en 2015 al mudarse a Orlando, Florida, junto a la familia de su hija. Este cambio le brindó la paz y el cuidado médico que le permitieron vivir años de calma y estabilidad. Fiel a su espíritu de servicio, se unió al coro de la Iglesia Saint Joseph, en donde asistio fielmente todos los sábados posibles a la misa en Español. En enero de 2022, en un día que describió como "glorioso", obtuvo con orgullo la ciudadanía de los Estados Unidos, asegurando así la continuidad de sus tratamientos, desafiando la barrera del el idioma que con la ayuda del Espiritu Santo lo logró.(acontesimiento del don de Lenguas). Incluso en sus años finales, su espíritu de entrega no conoció límites. Cuando su amado hijo Alexander enfrentó una delicada cirugía, allí estuvo ella, incansable a pesar de su propia fragilidad. Una estampa de amor incondicional, como una moderna María al pie de la cruz, sosteniendo a su hijo con la fuerza de su oración. María fue fiel en la religión , en su oración y fe con entrega día a día que la preparaban para el ese momento del encuentro con nuestro Dios. El 22 de agosto de 2025, fue llamada a la presencia del Señor. Su partida fue serena, sin dolor ni angustia, como si los ángeles la hubieran acunado en sus brazos para llevarla a su descanso eterno y todavía en el día de su muerte siguió con su misión , actualmente alguien está viendo atraves de sus lindos ojos. María Luz fue una mujer sencilla que nació para servir, entregando en cada acto su amor, valentía, compasión y humildad. Fue una madre excepcional, cuyo amor fue la mayor bendición para sus hijos. Hoy, tenemos la certeza de que el cielo está de fiesta con el reencuentro de ella con sus padres, hermanos y todos los seres queridos que se adelantaron. Te amamos y te amaremos por siempre, María Luz Robles Mejía. Tu luz nunca se extinguirá.

María Luz Robles Mejía

October 28, 1947 - August 22, 2025